Las saunas de infrarrojos son una de las terapias que más recomiendan los profesionales para aliviar dolencias y prevenir ciertas afecciones. La ciencia y sus datos no engañan: el calor tiene un gran beneficio y eficacia sobre nuestra salud.
La terapia de calor
La energía infrarroja transmite un calor que penetra en nuestro cuerpo de forma profunda, mucho más que el calor ambiental de las saunas tradicionales que nos hacen sudar y dentro de las cuales no podemos permanecer demasiado tiempo. La penetración del calor de los infrarrojos puede alcanzar los músculos y los órganos internos sin causar molestias a la hora de respirar. El calor que desprenden las saunas tradicionales también desprende humedad y esa humedad puede causar molestias en los pulmones. La sauna debe ser un lugar de relajación y eliminación de toxinas.
Los rayos infrarrojos calientan el cuerpo directamente y no el ambiente que le rodea. Podemos categorizar la intensidad como lejano, medio y cercano. La sauna de infrarrojo lejano sirve para una mayor relajación, reducir problemas cardiovasculares, artritis y problemas respiratorios. La sauna de infrarrojo medio tiene una intensidad mayor y sirve para mejorar la presión sanguínea. Además, nos puede ayudar a reducir la grasa corporal. La sauna de infrarrojo cercano es la terapia que necesitas para las lesiones.
Beneficios demostrados
Una investigación llevada a cabo en Finlandia, en el 2015, demostró que las personas que iban a la sauna dos o tres veces a la semana tenían menos probabilidad de sufrir una muerte prematura que los que lo hacían tan solo una vez por semana. Por lo tanto, está demostrado científicamente que cuando más uso se hace de la sauna de infrarrojos, menor es la probabilidad de sufrir una muerte prematura por un ataque al corazón o un derrame cerebral.
Otro estudio que demuestra la eficacia de las saunas de infrarrojos es uno realizado por el doctor Richard Beever, profesor de medicina familiar en una universidad de Canadá. Este estudio demuestra que la terapia de calor de las saunas de infrarrojos puede incluso lidiar con enfermedades cardiovasculares. Varios expertos coinciden con que los infrarrojos son muy beneficiosos para tratar personas con riesgos coronarios e insuficiencia cardíaca, ya que el calor puede ayudar a subir o bajar la presión sanguínea.
La terapia de calor para los dolores crónicos y otras enfermedades
La terapia de calor ayuda a aliviar y tratar dolores crónicos musculares y articulares, además de aportar una gran relajación muscular en deportistas de alto nivel. Hay muchos estudios que demuestran además que la terapia de infrarrojos puede servir incluso como un tipo de morfina. Los dolores musculares y en articulaciones, por lo tanto, se reducen considerablemente gracias a esta terapia.
Por otro lado, hay muchos estudios que también afirman que las saunas de rayos infrarrojos no solo ayudan a aliviar dolores sino también para reducir el colesterol. Esto se debe a que exponerse a horas de sauna de infrarrojos mejora la salud general y la calidad de sueño. Además, lograrás a incrementar la hormona de crecimiento y regular la insulina. Todas estas mejoras pueden incluso ayudarte a controlar la obesidad.