Llega la temporada de verano y, por fin, volvemos a poder darle uso a nuestras piscinas. Tras la temporada del invierno, es frecuente ver que el estado del agua ha cambiado. Esto se debe a no haber sido utilizada ni tratada durante varios meses.
Algunos de estos cambios que podemos observar es la espuma. Aunque podamos pensar en un primer momento que se trata de burbujas de aire, no se trata del mismo problema. Esta espuma se forma debido a la materia orgánica que contiene, lo cual la puede hacer más espesa y hacer que el baño no resulte agradable. Puede tener distintos orígenes, pero lo más frecuente es que se deba a una elevada presencia de residuos orgánicos, como hemos indicado, a un bajo nivel de cloro o a un desequilibrio químico.
Distintos elementos que le pueden afectar
En el caso de los residuos orgánicos, pueden deberse tanto a las personas que se han tomado un baño en la piscina, como a los elementos del entorno. Además de nuestro pelo y nuestra piel, también hay otros elementos de los que hacemos uso que pueden alterar el agua, como los cosméticos. Nuestro entorno también juega un papel fundamental, ya que los animales y plantas que se encuentren en los alrededores pueden tener acceso a la piscina.
En el caso de un incorrecto equilibrio químico o de un bajo nivel de cloro, es imprescindible hacer una medición adecuada de los niveles para poder determinar qué tipo de producto es el más idóneo.
¿Cómo lo podemos evitar?
Para evitar que esta espuma aparezca en el agua de nuestra piscina, lo ideal es llevar un mantenimiento de la misma. Así podremos ir controlándola, evitando que los niveles de elementos no deseados se incrementen de forma descontrolada.
Uno de los principales y más sencillos métodos a seguir es la ducha antes de introducirse en el agua. De esta manera, eliminaremos los residuos que puedan afectarle, minimizando los daños. Para que esto se realice adecuadamente, será necesario vigilar que los más pequeños lo lleven a cabo, ya que es posible que se muestren reticentes o se les olvide.
Para evitar que otros elementos de tipo orgánico caigan al agua, resulta muy útil el uso de cobertores. Estos impedirán que hojas y animales puedan entrar en ella, ayudando a mantener su limpieza.
Por último, no debemos olvidar comprobar con asiduidad el equilibrio químico de nuestra piscina. Existen distintos medidores que nos ayudarán a comprobarlo de forma fácil y efectiva.