Aunque a simple vista no resulte un inconveniente, bañarnos en una piscina que no ha sido previamente tratada y desinfectada puede llegar a ser peligroso. En este post te hablaremos sobre la importancia de la desinfección de la piscina y el mantenimiento del agua durante el invierno para disfrutar de la piscina en la época del verano.
Cuando llega la época del invierno, los propietarios de piscinas dejan, normalmente, todos los mecanismos y motores parados, por lo que, el agua de la piscina se queda estancada. Al no haber movimiento en el agua, comienzan a proliferar toda clase de microorganismos y bacterias que pueden perjudicar nuestra salud, además de otras inclemencias medioambientales que van ocurriendo a lo largo del año. Incluso cuando tenemos la piscina cubierta y protegida es imposible evitar que estos agentes externos ensucien el agua.
El tratamiento del agua de la piscina
Estas bacterias y hongos crecen más aún cuando comienza la temporada de la primavera y las temperaturas comienzan a subir. Simplemente con tener el agua de la piscina atascada unos meses y nos bañamos sin haber tratado o mantenido el agua correctamente arriesgaremos nuestra salud, ya que las bacterias, hongos y microorganismos que se acumulan en el agua pueden incluso provocar infecciones, problemas en la piel, problemas respiratorios, hongos, enfermedades de estómago, diarrea, vómitos, etc.
Desinfección del agua de piscina
Por lo tanto, aunque hayamos realizado un tratamiento y un mantenimiento constante a la piscina durante los meses de invierno, antes de bañarnos y disfrutar del verano debemos garantizar la desinfección y la limpieza de la piscina. Por un lado, la desinfección consiste en matar todos los microorganismos, algo que es muy beneficioso para un agua saludable. Son embargo, la limpieza también es imprescindible y es una tarea de la que jamás debemos olvidarnos.
Después de todo un invierno sin mantener la piscina es habitual encontrarla verde, turbia y sucia. Para esto podemos aplicar varios tipos de tratamientos con alguicidas, cloración, pH, etc. Es fundamental eliminar las impurezas que quedan en el agua, resultado de viento, polvo y contaminación. A lo largo del verano es bueno comprobar de vez en cuando los niveles de cloro para que no haya un nivel inferior o un exceso de cloro. Además, es recomendable, cada semana al menos, comprobar el nivel del pH de la piscina, ya que esta es la que indicará la acidez o dureza del agua.