Lucir un jardín verte y fresco no es fácil y es que, aunque el agua de la lluvia sea la mejor agua para regar el jardín, la lluvia es caprichosa y no aparece siempre y cuando nuestro jardín necesita. Por lo tanto, es necesario, en la mayoría de las regiones de España, recurrir a sistemas de riego, si lo que queremos es mantener nuestro jardín verde, reluciente y fresco. En este post te hablaremos sobre el agua adecuada para regar y la cantidad que debemos emplear.
El agua es un elemento que transmite vida y el elemento necesario para mantener el jardín fresco y fuerte. La función principal del riego de la piscina es hidratar las plantas y disolver. Sin embargo, una mala gestión del riego (tanto la falta de riego como el exceso del mismo) podría ser altamente perjudicial para la salud del jardín. El agua de la lluvia no tiene en su composición minerales y su pH es alto. Por lo tanto, a la hora de regar el jardín con el agua de la lluvia, podemos beneficiarnos de la gran capacidad que tiene de disolver los minerales que hay en la tierra.
Por lo contrario, cuando regamos la tierra del jardín con agua proveniente del suministro, regaremos con un agua que tiene incorporados una cantidad considerable de minerales, como por ejemplo los carbonatos ácidos. Por lo tanto, necesitaremos utilizar productos para eliminar esa mineralización, como por ejemplo los descalcificadores. Sin embargo, probablemente el mantenimiento tenga un coste demasiado elevado.
La lluvia para el riego de jardín
La lluvia es, en ocasiones, cuestión de azar, por lo que, no siempre es la opción adecuada para el mantenimiento del jardín. Por lo tanto, necesitaremos utilizar otros sistemas artificiales para mantener el jardín, como, por ejemplo, los difusores de riego. Los difusores son un sistema que funciona mediante aspersores de tamaño inferior cuyo funcionamiento a la hora de regar es mediante el rocío de gotas pequeñas, como si de un ventilador se tratara.
Los difusores de agua son especialmente recomendados para regar perímetros pequeños con plantas de una altura inferior. Esto se debe a que tenemos que tener cuidado de no cubrir el riego con plantas altas, que puedan obstaculizar el alcance del agua a las demás plantas. Lo más recomendable es hacer uso de unos difusores de riego con un alcance de alrededor de 2 o 5 metros. Esto dependerá de la presión del agua y de los cabezales de riego que usaremos.