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En muchas ocasiones te hemos explicado la gran importancia de medir con frecuencia el nivel del pH y en qué nivel debería estar este siempre. El valor ideal del pH del agua se encuentra entre un 7,2 y un 7,6. De esta manera tendremos un agua desinfectada en la que el cloro hace su papel desinfectante y bactericida y también un agua saludable y suave para bañarnos. En este post te explicaremos por qué esto es tan importante.

El agua de la piscina es algo que se encuentra en fluctuaciones constantes, ya que cualquier elemento o líquido que entre en contacto con el agua hará que el pH suba o baje. Algunos de estos elementos y factores pueden ser:

  • cosméticos
  • cremas
  • lluvias
  • vientos que llevan polvo
  • suciedad
  • las sustancias que desprenden las personas que se bañan
  • etc.

Es por este motivo que es fundamental ir comprobando cada cierto tiempo cuál es el nivel de acidez del agua. Si el agua está ácida notaremos escozor en los ojos y un olor fuerte, que se debe al exceso del cloro.

El equilibrio del pH en el agua de la piscina

Cuando el pH del agua está en su nivel adecuado, esto significará que el agua está equilibrada. El equilibrio del agua consiste en la capacidad que tiene esta de disolver los químicos que echamos a la piscina. Es un principio básico que la mayoría hemos aprendido en química, donde hemos disuelto sal o azúcar en un vaso de agua hasta llegar a saturarla. Cuando el agua llega a la saturación ya no podremos disolver nada y observaremos que la sal o el azúcar se sumergen al fondo del vaso.

Si tenemos un agua en su punto inferior a la saturación significa que tendremos un agua ácida. Si esta está saturada diremos que el agua es alcalina o base. En cambio, el agua estará equilibrada cuando esta se encuentra en un punto medio y esto es lo que debemos conseguir con el agua de la piscina. La medición la realizaremos del 0 (grado ácido mínimo) al 14 (grado básico máximo).

Si el agua es equilibrada se encontrará en un punto medio, es decir, entre un 7,2 y un 7,6. Una lluvia ácida puede provocar que tengamos un pH inferior. La lluvia, generalmente tiene un pH de 5,56 y este nivel es normal, pero si la lluvia se encuentra en un nivel inferior al 5, podremos considerar que es ácida. Con cada lluvia es importante comprobar la acidez del agua de la piscina, para asegurarnos de que esta no cambia.

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