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Aunque el verano ha terminado, la natación siempre es un deporte divertido y muy beneficioso para la salud. Este deporte es uno de los más completos, ya que cuando nadamos activamos una gran cantidad de músculos (del tronco, los brazos y las piernas). Además de poner a trabajar algunos músculos del cuerpo mediante la natación, también fortalecemos órganos como el corazón y los pulmones. Por lo tanto, como podemos ver, que la natación aporta una gran cantidad de beneficios a nuestro cuerpo. Pero, ¿Cómo afecta esto a enfermedades como la diabetes? En este post lo descubrirás.

Nadar como enemigo de la diabetes

Lo primero que pensamos a la hora de hacer natación es en lo beneficioso que es este deporte para la espalda, para el crecimiento de los niños y para el desarrollo muscular de los no tan niños. A la hora de realizar este deporte, además, el cuerpo no sufrirá ningún desgaste en las articulaciones o los huesos. Algunos deportes, como el running, por ejemplo, pueden afectar a articulaciones y huesos mediante el impacto que se produce al saltar. El agua, sin embargo, es un medio tan beneficioso para los huesos que estos no sufrirán ningún daño.

El agua, es un medio muy beneficioso debido a su temperatura, que en invierno suele ser más baja. Esto es altamente beneficioso para el cuerpo, ya que al nadar en un medio más frío que nuestro cuerpo, favoreceremos la circulación de la sangre, que luchará por llevarnos a una temperatura más agradable. Practicar natación nos traerá una gran cantidad de beneficios a nuestro cuerpo, sobre todo cuando sufrimos enfermedades como la diabetes tipo 1.

Diabetes de tipo 1

Las personas con diabetes tipo 1 podrán beneficiarse de la natación si la practican cada cierto tiempo, ya que este deporte ayuda a regular nuestros niveles de glucosa. Un estudio ha demostrado que la natación tiene un gran efecto beneficioso en adolescentes con diabetes tipo 1. En un programa de 10 semanas en las que se ha practicado natación de forma frecuente, se ha observado una mejoría significante en los niveles de HbA1c en comparación con aquellos pacientes que no la han practicado.

La conclusión que se ha sacado tras realizar este estudio es que si incluimos la natación en nuestra rutina diaria, podemos llegar a reducir de forma considerable la cantidad de glucosa que tenemos en la sangre. Sin embargo, antes de lanzarnos a la piscina, debemos tener cierta precaución y tener a mano nuestra insulina, un buen tentempié, mantenernos hidratados y descansar.

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