Uno de los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de diseñar nuestra piscina es pensar qué uso se va a hacer de ella. La profundidad que tenga nuestra piscina jugará un papel importante y, por lo tanto, es fundamental tenerla en cuenta. No será tan útil y necesaria una piscina profunda si lo que se busca es refrescarse o que sea un baño relajante. En el caso de que vaya a ser utilizada de forma frecuente de una manera más activa, en la que se lleven a cabo juegos y lanzamientos en “bomba”, sí que se precisará de una mayor profundidad.
También será un condicionante si será de uso público, si en ella se practicarán ejercicios acuáticos o si accederán a ellas personas con movilidad reducida. Por lo tanto, estudiaremos detenidamente qué funciones queremos que cumpla.
Comodidad
Ante todo, lo que debemos procurar es que nuestra piscina sea cómoda. En los últimos años, se ha visto incrementada la construcción de piscinas con suelo uniforme y que no tienen una profundidad excesiva, rondando los 1.30 y los 1.60 metros. Esta profundidad media permite que sea apta tanto para la actividad como para un baño más tranquilo.
Esta es una buena opción cuando se van a realizar ejercicios en ella, como ejercicios de rehabilitación, o si se va a instalar una bicicleta acuática. De la misma manera, sería adecuada para actividades natatorias.
Ya se trate de una piscina con una misma profundidad en toda ella, o en la que exista pendiente, nuestro principal objetivo debe ser la comodidad en su uso.
Zonas con distintas profundidades
También existen piscinas en las que se produce un cambio directo de profundidad en su suelo. Aunque pueda resultar ideal para algunas personas, siempre es recomendable que la profundidad se vaya incrementando de forma escalonada. De esta manera, se evitarán hundimientos por despiste o error al no darnos cuenta del corte que se produce. Si optamos por una piscina con un desnivel progresivo, podremos controlar mejor la profundidad a la que queremos encontrarnos.
También podemos disponer zonas en las que la profundidad sea muy pequeña, como en las piscinas infantiles o en las que haya escaleras de obra. Estas últimas resultan muy útiles para una mayor seguridad en las entradas y salidas. Igualmente, son muy agradables para sentarse en ellas y pasar un tiempo de descanso mientras nos refrescamos.