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Es frecuente encontrar distintos tipos de respuesta ante esta pregunta. Durante esta época del año, es más habitual planteárnosla y cuestionarnos si, durante el baño, podemos sufrir mayor riesgo de quemadura que estando fuera del agua. Ante todo, tenemos que recordar que el uso del protector solar es imprescindible para evitar las quemaduras. Esto cobra mayor importancia cuando se trata de los más pequeños de la casa, que suelen ser los más sensibles.

De la misma manera, también nos ayudarán a combatir los rayos del sol elementos como sombrillas y carpas, imprescindibles si decidimos pasar el día en la playa o en la piscina. Igualmente, consumir líquidos y cubrirnos la piel con ropa fresca y ligera, permitirá que no nos deshidratemos y que nuestra epidermis no se vea dañada.

¿Es cierto que se intensifican los rayos ultravioletas?

Asiduamente escuchamos este argumento, y puede ser que llegue a generarnos dudas. Cuando estamos dentro del agua, hay una parte de los rayos del sol que penetran en ella. Al suceder esto, una parte de la radiación ultravioleta es absorbida. Se calcula que, a una profundidad aproximada de un metro, llega el 40% de la radiación, por lo que, en cierta manera, estaría protegiendo nuestra piel.

Por otra parte, los rayos que no atraviesan el agua, se quedan reflejando sobre la superficie de la misma. En este caso no se produciría el efecto del que hemos hablado. Al contrario, rebotaría y es donde se produce el riesgo de que se generen quemaduras. Pero no existe excesiva diferencia entre el porcentaje de luz que rebota en el agua y el que rebota en la arena, siendo de un 20% y de un 10%, respectivamente. En el medio que sí que encontramos una diferencia significativa es en la nieve, en la que se reflejan los rayos del sol un 80%.

Observando estos datos, vemos que no es del todo cierto que el agua pueda incrementar el riesgo de quemaduras. Aun así, siempre deberemos tener en cuenta esta información y tomar las debidas precauciones.

Dudas habituales

Como es posible que nos sigan quedando dudas, señalamos algunos puntos que nos pueden servir de ayuda:

  • A la parte de nuestro cuerpo que se encuentre dentro del agua, aunque siga recibiendo los rayos del sol, le alcanzará un menor porcentaje de rayos ultravioletas.
  • En el caso de la parte de nuestro cuerpo que no está cubierta por el agua, puede verse afectada por el reflejo que se produce. Estas zonas suelen ser la espalda, la cabeza y los hombros.
  • Cuando estamos mojados fuera del agua no corremos mayor riesgo de quemadura que estando secos. Las gotas, al contrario de lo que se pueda pensar, no llegan a generar un efecto lente. Esto es porque no permanecen el tiempo suficiente (pues se secan en poco tiempo) ni tienen todas la misma orientación.
  • El protector solar hace efecto, pero se va perdiendo poco a poco. Aunque nos proteja, debajo del agua va perdiendo su efectividad. Esto hace necesario que vayamos aplicando periódicamente crema sobre nuestra piel. A pesar de no tener la misma sensación de calor estando dentro que fuera del agua, no debemos descuidar la aplicación del protector.

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